Templo a Velsharoon

En medio del vasto y abrasador desierto, se alza aún —carcomida por el tiempo y el viento— una antigua estructura dedicada al oscuro Velsharoon. En épocas remotas, fue un faro para los viajeros perdidos entre las dunas, un refugio polvoriento donde los pies cansados hallaban sombra y agua. Sin embargo, su historia está manchada por otros huéspedes: bandidos sin ley y cultos oscuros que rendían tributo a la muerte. Hoy en día, construcciones similares salpican diversos rincones del mundo, pero esta en particular guarda un aire distinto, como si sus piedras aún susurraran secretos olvidados. En la superficie, aparenta ser un templo común, tan austero como cualquier otro. No obstante, quienes se atreven a explorar sus entrañas cuentan historias muy distintas. Sin embargo, este lugar, que una vez ofreció sombra y consuelo, hoy no es más que ruina y eco. Sus muros se han agrietado, las columnas yacen derrumbadas, y las puertas que antaño se abrían para los necesitados ahora crujen cerradas, selladas por el abandono. Se dice que bajo sus cimientos existen cámaras dedicadas a la conservación de la vida... y a la práctica de la nigromancia más prohibida. Algunos incluso afirman que, más allá de las criptas y pasajes sellados, existen cavernas tan profundas que rozan el mismísimo corazón del mundo.